Biografía del pintor y escultor guatemalteco Rafael Rodríguez Padilla
Estimados lectores, a continuación les comparto un trabajo de investigación que realicé cuando estaba cursando la carrera de Ciencias de la Comunicación para el curso de Historia del Arte. Espero que lo disfruten y les sirva de muchas maneras para conocer más de nuestros maravillosos artistas y sus obras.
Introducción
Pienso que al referirse a Rafael Rodríguez Padilla, no sólo se
trata de los grandes exponentes del arte guatemalteco sino de una decidida
voluntad de surgimiento de una generación de artistas nacionales con
influencias de las corrientes europeas, en la difícil situación del medio. Es
obvio que tanto a él como a sus compañeros les tocó trabajar en una hora fría
pero a la vez con aspectos particulares de los cuales podía salir algo
positivo. Al hablar de historia del arte contemporáneo, sería prudente partir
de este momento.
Su vida, familia, historia y acontecimientos
Francisco Morales Santos,
Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de |
Rafael
Rodríguez Padilla nació en la cuidad de Guatemala el jueves 23 de enero de 1890
a las 10:15 horas, en medio de una realidad nada halagüeña: días antes
Guatemala había salido mal parada de una confrontación con el Salvador que se
conoció como “guerra del totopoxte” y la economía interna no era lo
suficientemente fuerte. Nació y vivió durante el período post- liberal de 1871.
Rafael
Rodríguez Padilla fue el segundogénito del matrimonio conformado por el Coronel
e Ing. Felipe Rodríguez Santiago y doña Virginia Padilla de Rodríguez y lo
bautizaron con los nombres de Idelfonso Rafael.
Su padre como militar fue
Director de la
Escuela Politécnica y como Ingeniero integró la Comisión de Asuntos
limítrofes entre Guatemala y Honduras y su madre con disposición para la música
recibió formación como pianista.
Sus estudios primarios los realizó en el Colegio
Esponceda, al igual que su hermano Felipe, sin embargo no se pudo establecer si
obtuvo algún título o diploma de enseñanza media; pero es de suponer que sí
complementó sus estudios secundarios, puesto que si el hermano mayor se graduó
de Tenedor de Libros, es lógico que Rafael Rodríguez haya tenido instrucción
media. Se puede constatar que el futuro artista habría encontrado motivaciones
en el seno del hogar.
Francisco Morales Santos,
Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de |
De la tradición pictórica de la familia da fe el hecho
que en 1897, en la Exposición Centroamericana e Internacional
promovida por el presidente José María Reyna Barrios, se premiase a su abuela
Mercedes Padilla, con diploma de Medalla de Oro y la
tía abuela, Rosenda Padilla, con diploma de Medalla de plata, respectivamente,
en el área de pintura, por las acuarelas y paisajes que en esa oportunidad
presentaron.
Además
de su familia nuclear, varios de sus seis hermanos fueron artistas: Felipe, el
mayor fue guitarrista clásico y compositor; Mario y Raúl se dedicaron al violín
y Virginia fue pianista; Felipe y Raúl también fueron pintores.
El
joven Rafael comenzó a adquirir notoriedad a raíz de la instalación de un
estudio con un amigo suyo en las deshabilitadas celdas del convento de la Recolección.
Posteriormente
asistió a la escuela de Santiago González, escultor venezolano alumno de
Auguste Rodin, que funcionó entre los muros del exconvento de San Francisco en
donde fue compañero, entre otros de Carlos Valenti, Carlos Mérida, Rafael Yela
Günther. Entre sus amistades más cercanas estarían Carlos Mérida y Rafael Yela
Günther.
Ernesto Boesche Rizo, Revista
de |
En
1907 llegó a Guatemala el artista catalán Jaime Sabartés (quien años más tarde
fue secretario de Pablo Picasso), un hombre que ejerció magnífica influencia en
Rodríguez Padilla, Carlos Valenti, Carlos Mérida y Rafael Yela Günther, e
incluso en escritores como Alberto Velásquez y Osmundo Arriola, todos los
cuales se congregaron alrededor de él. Fue por Sabartés que éstos oyeron de
nuevas corrientes artísticas como el cubismo.
Luego,
en 1910 viajó a España ya con el fin expreso de estudiar arte, habiendo
permanecido allí hasta 1916. El momento en que llegó a España era envidiable,
ya que por aquellos años la pintura impresionista se hallaba en su mejor
momento, sobre todo con el aporte del grupo Valencia, en el que destacaron
Joaquín Sorolla, célebre por el dominio en el tratamiento de la luz, e Ignacio
Pinazo, famoso también por la soltura de su pincelada.
Francisco Morales Santos,
Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de |
Rodríguez Padilla tomó por maestro a un pintor,
escultor, grabador y escenógrafo llamado Luis Muriel López de quien seguramente
desarrolló esas mismas técnicas que más tarde utilizó en Guatemala. Más tarde
trabajó con el escritor catalán Luis Ruiz Contreras
(1863- 1953). A su vez Ruiz era editor y traductor de grandes obras literarias
y le encargó a Rodríguez las ilustraciones para las obras completas de “Anatole
France” traducidas por éste. Cabe mencionar que Rodríguez Padilla fue amante
del arte literario y aunque nunca lo profesó lo admiraba.
La
primera pieza que mostró Rodríguez Padilla al público guatemalteco fue una
copia de la “Maja vestida”, de Goya (1916), que había copiado como estudio,
directamente del original en el Museo del Prado y que pudo ser apreciada en una
vitrina de un almacén, ubicado en la octava calle, frente al Sagrario, ya que
en esa entonces no existían salas de exposiciones, por lo que los artistas
tenían que recurrir a las vitrinas de los comercios. Se ganó la vida haciendo
retratos en la que imponía carácter a sus personajes, con lo que demuestra su
severidad de criterio. Tuvo un pequeño taller, compartido con su amigo Eduardo
de la Riva ,
quien también fue alumno de Santiago González.
Su
matrimonio con Doña Juana Padilla, se celebró aproximadamente en 1920. Su hijo
Juan Jacobo Rodríguez Padilla, nació el 20 de agosto de 1922, quien a la fecha
vive en París y se desempeña como un gran pintor, producto de la denominada
“Generación del 40”. Además de Juan Jacobo, también procreó dos hijas: Carlota
y Fantina Rodríguez Padilla y un hijo de ésta última, Sergio Zipacná de León
Rodríguez, quien a su vez fue unos de los principales exponentes de la plástica
guatemalteca.
A
los 30 años, Rodríguez Padilla fue testigo de uno de los acontecimientos más
importantes en la atormentada vida de nuestro país. El Autócrata, como le llamó
Carlos Wyll Ospina a Manuel Estrada Cabrera, se había perpetuado en el poder
hasta que, en abril de 1920, la Asamblea Legislativa lo separó del mando. Como
era natural, la población se volcó multitudinariamente a las calles a
manifestar su entusiasmo por el derrocamiento de la dictadura. Más tarde
recordaría el pintor Oscar González Goyri haberlo visto en un carruaje
participando del entusiasmo ciudadano en compañía de sus amigos Eduardo de la Riva y Hernán Martínez
Sobral, “La desorbitada alegría de aquella tarde”, anotó González Goyri, “tuvo
a la mañana siguiente un epílogo trágico: el bombardeo continuo de la capital
desde “La Palma ”,
residencia del depuesto presidente y, durante una semana, hasta su caída
definitiva se escuchó en todos los ámbitos la enronquecida voz de los cañones y
el traqueteo mortal de las ametralladoras…”
Como
era lógico, tras la caída del dictador, quien fue sustituido por el entonces
diputado Carlos Herrera, comenzaron a soplar aires nuevos que en algo habrían
de beneficiar a los artistas. En ese sentido, una de las primeras
materializaciones fue la
Academia de Dibujo y Pintura, cuyo primer director fue Rafael
Rodríguez Padilla.
Su
apertura se estableció mediante acuerdo gubernativo de fecha 10 de mayo de
1920, que determinaba la organización del personal de esta manera: un director,
un maestro de perspectiva y un maestro de anatomía artística. El acuerdo estaba
firmado por el Presidente y por el ministro de Instrucción Pública, un
funcionario de apellido Arroyo.
La
inquietud de Rodríguez Padilla porque la nueva Academia comenzara a funcionar
cuanto antes se puso de manifiesto en un artículo que publicó en el periódico
Excelsior en 19 de mayo de aquel año, donde principiaba reconociendo el
espíritu emprendedor del ministro Arroyo. “Con el fin de llevar a la práctica
el proyecto de fundar dicha academia”, decía el artista, “el señor Arroyo
allanando las dificultades que toda iniciación presenta, designó local para su
instalación, aunque en forma provisional, mientras se disponía el edificio que
definitivamente debía ocupar. Autorizó la compra de modelos que habrían de
servir para las clases de Dibujo mientras llegaban los que habían dispuesto
pedir al exterior”.
En
cambio, más adelante, la tónica era diferente: “Ahora bien: se ha hecho cargo
de la Cartera
de Instrucción Pública el señor licenciado Mencos y con él las cosas han tomado
un rumbo bien distinto. La tarde del sábado 15 del corriente estuve a verle y
empezó por decir el señor Mencos con una frialdad glacial que la fundación de la Academia por hoy, no es
posible en Guatemala por haber otros asuntos de (más urgencia) que atender,
como son “las Escuelas de Niños”.
Finalmente,
el Ejecutivo emitió un acuerdo, con
fecha 15 de junio de 1920, que rezaba: “Nombrar director de la Academia de Bellas Artes,
a don Rafael Rodríguez Padilla, con el sueldo de 2,000 pesos mensuales”.
Inicialmente,
la Academia
ocupó parte del terreno donde actualmente se encuentra el edificio del
Congreso. Al
parecer, su queja formulada en el Excelsior empezaba a fructificar, ya que,
aparte de este nombramiento, el 8 de julio se erogó una cantidad, grande para
la época, destinada a la fabricación de 25 caballetes, y el 31 de agosto se
ordenaron otros 10.
En
octubre de 1920, Excelsior publicó una nota laudatoria para el maestro
Rodríguez Padilla, que entre otras cosas decía: “Al no más entrar, se ve que no
es un viejo el que se encuentra al frente de la Academia , sino un joven
de sano y vigoroso empuje, que ha sabido trabajar pasando sobre todas las
dificultades con energía extraña entre nosotros, donde generalmente para que
las cosas marchen se necesita tiempo”.
Rafael
Rodríguez Padilla permaneció al frente de la Academia hasta principios
de 1928, cuando presentó su renuncia, siendo sustituido por Humberto Garavito,
otro de los grandes de la pintura guatemalteca.
Su
ayudante José Antonio Jiménez cuenta que, luego de haber dejado la dirección de
la Academia ,
pasó a trabajar en la oficina de límites, dependencia de Relaciones Exteriores,
donde realizó un mapa hipsométrico de Guatemala que le representó pérdidas, por
lo que pidió permiso para hacer diez reproducciones con el fin de venderlas, y
que esto le fue negado cuando él ya había terminado de hacer las copias.
“Esto
y otras cosas fueron minando su carácter, haciéndole retraído. Recuerdo muchas
ocasiones en que permanecía encerrado en su estudio por horas de horas, sin
querer hablar con nadie”, apunta Jiménez.
Al
llegar 1929, todo el país se ponía en pie de guerra, pero principalmente la
región occidental, donde varios cuarteles se habían sublevado desconociendo al
gobierno del general Lázaro Chacón. En ese tiempo- al igual que ahora- la
tierra era una de las principales causas de descontento entre la población
mayoritaria, según lo ha señalado el escritor Fernando González Davison, ya que
de años atrás se había iniciado “un proceso lento pero permanente de despojo a
favor del latifundio”.
Rafael
Rodríguez Padilla resultó envuelto por estos acontecimientos al señalarse como el
que diseñara una bomba que debería explotar al paso del Presidente en un camino
de Amatitlán, lugar que visitaba casi a diario. Y es que además de pintor, era
ingeniero.
Frustrado
aquel intento, las autoridades se dieron a la búsqueda de los responsables, y
así llegaron a la casa del artista. El imparcial del 25 de enero de 1929,
recogió de este modo tan trágico momento:
“Las
autoridades militares que conocen procesalmente de los delitos de orden público
perpetrados en las últimas dos semanas expidieron mandato de captura contra
Rafael Rodríguez Padilla, muy conocido en los círculos artísticos de
Guatemala”.
“Anoche,
jueves 24, a las doce, para efectuar su captura una escolta de armas se
presentó en el chalet San José, del Cantón Reforma. Llamó a la puerta y el
propio Rodríguez la abrió para informarse de quienes lo buscaban”.
“Al
observar que se trataba de tomarle preso, dicho señor Rafael Rodríguez Padilla,
regresó violentamente al interior de su domicilio y en ese preciso instante,
antes de que la escolta franqueara la puerta, se escuchó la detonación de un
arma de fuego”.
“De
un tiro en el corazón, Rodríguez Padilla se había suicidado. Acudieron los
jueces de la jurisdicción, el segundo de paz y el específico de esta plaza, se
iniciaron las primeras diligencias judiciales y el cadáver fue trasladado al
anfiteatro anatómico”.
Esto
sucedió en una celebración de su cumpleaños el 25 de enero de 1929. Rafael
Rodríguez Padilla murió a la edad de 39 años cumplidos. Se suicida al estar
comprometido en un acontecimiento político y por el hecho de no querer
sobrevivir con su honor y dignidad manchados.
Dentro
de su proyección como artista de la plástica, a Rodríguez Padilla se le
considera el fundador de la actual Escuela de Artes Plásticas, llamada en sus
inicios Escuela de Bellas Artes, pues fungió como el primer Director de dicho
establecimiento, fundado por el Presidente don Carlos Herrera el 10 de mayo de
1920, a tan sólo un mes de la caída de Don Manuel Estrada Cabrera. El acuerdo
de nombramiento de Rodríguez Padilla se llevó a cabo el 15 de junio de 1920,
con carácter retroactivo desde el 1/ de mayo anterior.
Además
de Director, Rodríguez Padilla se hizo cargo de la cátedra de Dibujo con Jaime Sabartés (español), Santiago
González (venezolano) y los guatemaltecos Agustín Iriarte, Rafael Yela Günther,
Humberto Garavito, Carlos Valenti y Carlos Mérida, quienes fueron los
representativos de las corrientes estéticas de la plástica en Guatemala en el
primer cuarto del siglo XX, en oposición a las corrientes tradicionales de
finales del siglo XIX.
La forma de pintar de Rafael Rodríguez Padilla
Ernesto Boesche Rizo, Revista
de |
Como
dibujante y grabador se aprecia en una obra que se distingue por el trazo firme
y preciso, que revela una mano rápida pero muy segura en el seguir de su pensamiento.
Característica que se traslada asimismo a su pintura, donde los matices
expresivos se enriquecen con el color. El género que más cultivó fue el
retrato. Algunos retratos participan de una paleta más oscura y de un dibujo
acentuado a ratos que se combinan con las sombras que dan la tónica de los
énfasis expresivos.
En
sus autorretratos, una personalidad un tanto quijotesca, se proyecta al
espectador concentrando su carga expresiva en los ojos intensos, de una mirada
fija y penetrante en la que se le ha quedado aprisionada la vida. En
el arte pictórico, no hubo un solo género en el que no se perfilase como
verdadero maestro. En la acuarela, el óleo, al pastel, como en los diferentes
géneros del dibujo, su admirable técnica
hizo verdaderos prodigios.
En
sus cuadros impresiona de una manera inefable, la armonía, el sentido y la
pureza del colorido, así como la técnica y certeza en el dibujo y, sobre todo,
la ocasión y el motivo. Del paisaje tenía una sutil percepción estética y en su
autorretrato la pureza y naturalidad en la forma. En lo que más sobresalió fue
en el difícil arte del desnudo, al que dedicó todas sus prácticas. Dejó algunos
cuadros, la mayoría de los cuales quedaron desgraciadamente inconclusos. Quedan
también unos cuadernos de bocetos donde se nota la constante inquietud y
zozobra de su espíritu, la inconformidad de la realización de sus aspiraciones,
y su filosófica obstinación.
También
dominó magistralmente dos géneros muy difíciles, siendo estos la caricatura y
el agua fuerte. En el primero manifestó su alto ingenio, en el segundo el
artífice de desnudos, paisajes, retratos en los que sus asuntos son casi
siempre libertinos y algo caricaturescos como un Bocaccio o un Rébelais. Posteriormente
también manejó el cubismo.
Escultura, sus piezas
Su trabajo de escultor es
fundacional en nuestro país, donde antes que se diese una obra hecha por
guatemaltecos, era común que gobernantes y gobernados (la elite, por supuesto)
recurriesen a la adquisición de lienzos o tallas realizadas en serie en Europa.
Ernesto Boesche Rizo, Revista
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Lo que queda de su escultura es muy
poco en número.
Al conmemorarse el
centenario del nacimiento de José Milla y Vidaurre (1822-1882), Rodríguez
Padilla recibió el encargo de realizar un busto del novelista, por el que se le
pagó la suma de 350 dólares (así lo consigna el Imparcial en su edición del 22
de julio de 1922). Dicho busto fue colocado en lo que entonces se conocía como
Jardín La Concordia
y hoy es el parque Gómez Carrillo.
Ernesto Boesche Rizo, Revista
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De sus
proyectos para el Monumento de Trabajo, solamente las fotografías nos pueden
orientar; de ellas la figura de un desnudo masculino, nos hacen lamentarnos de
esta obra perdida para su realización definitiva, pues ni siquiera el yeso se
conserva. No obstante, su Lorenzo Montúfar, una obra sedente, reflexiva, que se
yergue sobre una magnífica base; Monumento en obra de equipo con su gran amigo
el Arquitecto Cristóbal Azori. Esta pieza se encuentra en el paseo de la Reforma , cabe mencionar
que le ha dado mucha fama; se basta por sí sola para fijar su lugar en la
historia de la escultura guatemalteca con firmeza indudable. El monumento a
Montúfar constituye la mejor obra Monumental de Guatemala de este siglo, antes
de 1950. Supo darle expresión y densidad
a la figura y a éstos méritos hay que agregar el hecho que fue la primera pieza
en bronce fundida en Guatemala, según información de su nieto, el artista
Zipacná de León
Francisco Morales Santos,
Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de |
También
modeló la cabeza de su padre, así como los bustos de Luis Pasteur, Francisco
Vela y el del general Orellana, que según Oscar González Goyri, desapareció al
ser demolido el edificio de la policía para construir el actual Palacio
Nacional. Otra pieza importante realizada por Rodríguez Padilla es la cabeza en
relieve de Ludwing van Beethoven que se halla en uno de los pasillos del Conservatorio
Nacional de Música. Se trata de un hermoso medallón que evidencia cómo el
artista guatemalteco se compenetró del lirismo y el estado de ánimo que
singularizaron al compositor alemán.
Vaciado y Modelado
En
el vaciado y el modelado todos lo conocen. Fuera de las obras públicas que
realizó deben tomarse en cuenta la esfinge y el Cristo hechos para el panteón
de los hermanos Castillo (este último casi concluido no fue colocado en el
panteón), y un busto de su progenitor, que es después del mencionado Cristo, lo
mejor que dejó en el arte de la modelación, así como un busto del sabio
Pasteur, que le fue encargado para el jardín Botánico de esta cuidad y que aún
se ignora la causa que impidió que fuese colocado en su lugar.
Francisco Morales Santos,
Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de |
Sus obras
Son pocas las obras de Rafael
Rodríguez Padilla que puede apreciar el público, en un museo, por ejemplo. Pero
las que se conocen dan fe de su calidad artística.
Sin
embargo, por el tiempo de que datan varias de sus telas y esculturas, se
entiende que Rodríguez Padilla hizo lo mejor de su quehacer artístico a partir de los años 20.
En lo
que se refiere a su pintura, el Museo de Arte Moderno de Guatemala conserva
algunas piezas, entre retratos y motivos típicos que ponen de relieve la gran
calidad artística de Rodríguez Padilla. Y otras piezas que se pertenecen a la
colección familiar de los descendientes de Rodríguez Padilla.
Ernesto Boesche Rizo, Revista
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“El
tamal”, por ejemplo, es una muestra de soltura en la pincelada y sobriedad con
el manejo del color, a lo cual debe agregarse el interés del artista por tratar
temas locales. En el “Retrato de Jaime Sabartés” se nota un trazo semejante al
de “El tamal”, con la diferencia que el colorido es más claro.
Francisco Morales Santos,
Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de |
El
retrato de Elvira Herrera Padilla se distingue por ser una composición
abstracta. En este lienzo resalta la delicadeza con que fue tratado el encaje y
una cierta tristeza escondida en el rostro de la dama. El retrato del fondo que está pintado en el
lienzo, es un autorretrato de Rodríguez Padilla.
El
retrato de José Batres Montúfar es otro ejemplo de su talento para captar con
su pincel los rasgos distintivos de los personajes.
Entre
los retratos que Oscar González Goyri recordaba haber visto estarían uno de
gran tamaño de Arturo Castillo, los de sus amigos Manuel Morales y Eduardo de la Riva , el de Elisa Palomo,
alumna de la clase de pintura, el del periodista Federico Hernández de León y
el de Juana Padilla, con quien contrajo matrimonio.
“A
la manera de Durero”, apunta González Goyri, “don Rafael” pintó varios
autorretratos en diferentes edades de su vida. Dos de estos están en el Museo
de Arte Moderno y se conoce uno que es propiedad de la familia; más algunos
retratos y un grupo de telas inconclusas, entre ellas hay dos desnudos”. Otro
interesantísimo desnudo es “La capa azul”.
Del
fondo de estos y otros lienzos irradia toda una experiencia vital. Ello explica
por qué es que Rodríguez Padilla consiguió pintar sus temas con una profundidad
de visión y riqueza cromática, con un toque riguroso y sensual que iba por el
camino de la transformación.
Francisco Morales Santos,
Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de |
Su
obra más característica dentro del género que más cultivó, el retrato, es el de
Jaime Sabartés, bien estructurado en sus elementos compositivos, utiliza un
colorido y un manejo de luz que anticipa la influencia clara y positiva del
Iluminismo de Joaquín Sorolla.
Les comparto algunas anécdotas
Se
cuenta una anécdota muy curiosa que tuvo lugar durante su estancia en España.
Un acaudalado marqués de X le encargó una pintura de un retrato. El marqués llegaba
con frecuencia a posar ante el joven artista, y cuando concluyó el retrato, el
aristocrático personaje se mostró muy descontento, argumentando que no se le
parecía. El artista casi no comprendía, y observaba al marqués X, que
permanecía en un ángulo de la estancia, con un gesto irónico, cuando el perro
del marqués interrumpió la estancia, ladrando y, al ver el cuadro fue hacia él,
inclinando la cabeza y moviendo su peluda cola. Esto causó gran admiración a
los dos personajes en escena. El perro había reconocido a su amo en el lienzo.
Y entonces el marqués, encontrándole más acertado el parecido cambió de
opinión, felicitando calurosamente al joven artista. Desde aquel día, el marqués
de X fue su primer admirador.
También
se sabe según fuentes familiares que fue un gran amigo del campeón mundial de
ajedrez Capablanca con quien compartía
jugando partidas.
Se
conoce a su regreso de España, trae una personalidad artística madura, agresiva
y llena de “donaire”. El sentido caballeresco español se nota que le ha calado,
pues años más tarde, el reto a duelo, previo el soberbio guantazo en la cara,
propinado por Rodríguez Padilla a otro personaje de la época, cerca del teatro
Variedades donde hoy se encuentra la 6ª. Calle de la zona 1.
Y no puede faltar un comentario personal
Rafael Rodríguez Padilla vivió en una época difícil
donde la expresión artística era difícilmente valorada. Sin embargo éste
talentoso artista no se quedó estancado y buscó la forma de cambiar el arte en
el país. Con su espíritu aventurero y
carácter de decisión logró lo que muchos
consideraban imposible o desconocían en
aquella época. No le importaba el dinero solo el arte, poder crear y manifestar
su arte por medio de pinturas, dibujos a lápiz, grabados, caricaturas,
esculturas, entre otras técnicas que manejó con mucha habilidad. Me parecen
maravillosas sus obras, la forma como plasma la pintura o hace una escultura.
Es un artista remarcable que aportó a Guatemala un gran legado. Estoy muy
orgullosa y fascinada con la vida de este artista y sus obras por
supuesto. Ahora puedo entender muchos
aspectos respecto a mi persona, ya que de cierta forma me identifico con Rafael
Rodríguez Padilla. Realizar esta investigación fue más que sólo obtener
información, descubrí aspectos de del mismo que desconocía y que me inspiran a
hacer lo que me gusta y luchar por mis ideales incansablemente hasta
alcanzarlos.
MIS CONCLUSIONES
v Por
medio del mismo tuve varias experiencias y sentimientos que surgieron a lo
largo de mi investigación.
v Me
parece interesante e importante llevar a cabo este tipo de trabajos ya que es
increíble la cantidad de conocimientos que se adquieren.
v Como
comunicadores es preciso que tengamos una amplia cultura general para poder
afrontar, discutir y opinar respecto a cualquier tema o situación que surja o
haya surgido a lo largo de la historia.
v Es
importante observar la historia de los artistas para poder hacer un análisis en
relación a su arte. Rafael Rodríguez Padilla fue un precursor de nuevas tendencias
plásticas en Guatemala, dejando un legado importante para la misma.
RECOMENDACIONES
v Es
muy importante conocer la historia del arte y sobre todo el arte guatemalteco
ya que es nuestro país y somos parte de él. En nuestras manos está la
posibilidad de cambiarlo.
v Conocer la vida de los
artistas (pintores, escultores, etc.) guatemaltecos nos da la pauta de que
todos podemos llegar a ser lo que queremos es solo cuestión de tener claro lo
que queremos alcanzar e ir en busca de ello.
v Al
mismo tiempo es enriquecedor el hecho de conocer las épocas, situaciones,
personajes influyentes que imperaban en cierta época para comprender el por qué
de la Guatemala
actual. Son muchas las respuestas que nos podemos responder con solo tener
acceso a cierta información y hacer un buen uso de ella para crecer como
personas y profesionales.
v El arte en Guatemala aún no es de los
aspectos que la población mira como más importante o relevante, la cultura aún
debe crecer dentro del pueblo y sobre todo el sentido crítico y el gusto por el
conocimiento.
BIBLIOGRAFÍA
v Francisco
Morales Santos, Sandra Galich de Rodríguez, Catálogo de la Exposición- Homenaje
al Maestro Rafael Rodríguez Padilla, Edición 1000 ejemplares, Ediciones
“Don Quijote”, Guatemala 1995.
v Ernesto
Boesche Rizo, Revista de la Escuela
Nacional de Artes Plásticas Rafael Rodríguez Padilla, Serviprensa
Centroamericana, Guatemala 1993
v El
imparcial, 25 de enero de 1929
v Idem, 06 de mayo de 1970
De todos los trabajos biográficos realizados sobre Rafael Rodríguez Padilla me parece que es el mas completo y correcto. Me gustaría platicar contigo, puedes escribir a mi correo. Saludos.
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